Fascitis plantar
Fascitis plantar

Fascitis Plantar parte 2: herramientas de fisioterapia basadas en la evidencia

En nuestro artículo anterior «fasciosis parte 1» explicamos qué es la fasciosis plantar, su localización, los factores predisponentes, los signos y síntomas y su diagnóstico de fisioterapia, por lo que aconsejamos echarle un vistazo antes de continuar.

A continuación, vamos a mostrar la segunda parte del artículo, en el que vamos a detallar las herramientas de fisioterapia recomendadas y no recomendadas, basándonos en los estudios científicos más actuales y de mayor evidencia científica.

A modo de resumen (posteriormente detallaremos cada uno de ellos):

Se recomienda:

  1. Terapia manual.
  2. Estiramientos.
  3. Ejercicio terapéutico.
  4. Crioterapia (frio)
  5. vendajes.
  6. Órtesis (apoyo u otro dispositivo externo aplicado al cuerpo para modificar los aspectos funcionales o estructurales del sistema neuromusculoesquelético)
  7. Férula nocturna.
  8. Calzado adecuado.
  9. Educación y aconsejar pérdida de peso.
  10. Láser de baja intensidad.
  11. Sonoforesis (introducción de iones activos de un medicamento o preparado químico en el cuerpo por medio de energía ultrasónica).
  12. Ondas de choque.

No se recomienda:

  1. Ultrasonidos.
  2. Punción seca.

Comencemos a desarrollar cada una de las herramientas de fisioterapia:

SE RECOMIENDA:

1.- Terapia manual: Se recomienda la movilización articular para tratar las limitaciones de movilidad de las articulaciones del miembro inferior. También tratar los tejidos blandos con el fin de mejorar la flexibilidad, disminuir el dolor y mejorar la función. Como autotratamiento podemos pisar una pelota de tenis y realizar movimientos que relajen la fascia plantar, insistiendo en los puntos gatillos motores, es decir, en puntos localizados que refieran la sintomatología a otra zona corporal, también podemos movilizar nuestros pies, moviendo nuestras articulaciones en todos los planos de movimiento.

2.- Estiramientos: Se recomiendan estiramientos específicos de la fascia plantar, los músculos de la pantorrilla (gastrocnemios y sóleo) y la musculatura posterior del muslo (isquiotibiales).
El fin es reducir el dolor a corto plazo (de 1 semana a 4 meses), mejorar la funcionalidad, aumentar el rango de movimiento de flexión dorsal (levantar la puntera), que se considera un factor predisponente de esta patología. Los estiramientos tienen mayor eficacia en combinación con otras terapias como el ejercicio excéntrico.

Estiramiento intrínseco del pie

Según los estudios este estiramiento debe hacerse 3 veces al día, 10 repeticiones y manteniéndolo durante 10 segundos.

Estiramientos utilizando una toalla

Estos estiramientos deben hacerse 2 veces al día (antes de dormir y cuando te levantas por la mañana), 3 series de 30 segundos y con un descanso de 30 segundos entre estiramientos.
Es recomendable hacerlo con baja intensidad, para no afectar a estructuras neurales. Puede realizarse elevando el miembro inferior afecto para combinar con ejercicio excéntrico.

 

Este estiramiento combina estiramiento con ejercicio terapéutico.
Se recomienda realizar el ejercicio cada 2 días (día sí, día no) de la siguiente manera: fase concéntrica (movimiento hacia arriba) de 3 segundos, fase isométrica (mantenerse arriba) de 2 segundos y fase excéntrica (movimiento hacia abajo) de 3 segundos. Se empezaría con 3 series de 12 repeticiones. En 2 semanas, serían 4 series de 10 repeticiones, pero añadiendo una mochila con libros a la espalda. A las 4 semanas, 5 series de 8 repeticiones, aumentando el peso en la mochila. A partir de aquí se debe seguir añadiendo peso, conforme te sientas con más fuerza.

 

3.- Ejercicio terapéutico Una comparación de las intervenciones destaca diferencias significativas en los enfoques de entrenamiento de fuerza para tratar la fasciosis plantar y mejorar la fuerza intrínseca. A pesar de que no se observan cambios en el grosor de la fascia plantar a través del entrenamiento de resistencia de alta carga, hay indicios de que puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la función.

 

 

4.- Crioterapia: De mayor utilidad en la fase aguda. Podemos pisar una botella de agua congelada (medio litro) envuelta en papel y masajear la fascia plantar desplazando la botella hacia delante y hacia detrás, y comprimiéndola con la zona del pie con más sintomatología. Aplicar durante 10 minutos, tres o cuatro veces al día. Tiene mejores resultados si se aplica después de realizar los ejercicios propuestos.

 

5.- Vendajes: El taping es un vendaje para reducir la pronación que parece estar indicado en la fasciosis plantar para la reducción de dolor y mejora de la función a corto plazo (hasta 3 semanas). También, tape aplicado a las pantorrillas y fascia plantar podría estar recomendado para reducir el dolor a corto plazo.

6.- Órtesis (plantillas): Se recomiendan para aquellas personas que responden al vendaje explicado anteriormente, para combatir el dolor y mejorar la función a corto y largo plazo. Estas órtesis pueden ser prefabricadas o a medida y su función será hacer de soporte del arco longitudinal medial del pie y de amortiguador para el talón.
Según la evidencia científica, ha habido mucha controversia, pero parece ser que los últimos estudios indican que podrían ayudar a combatir la lesión en combinación con las herramientas expuestas anteriormente, ayudando a reducir el dolor y a mejorar la funcionalidad. Las plantillas a medida parecen ser mejores, aunque quizás las prefabricadas serían una buena elección por aquello de que su precio es más reducido y también ofrecen buenos resultados.

Órtesis plantar o plantillas

7.- Férula nocturna: Recomendado (1-3 meses) para aquellas personas que tienen de manera consistente dolor con los primeros pasos a la mañana. Hay muy pocos estudios que hablen de las férulas nocturnas y son de muy poca calidad, pero parece que casi todos apuntan al posible beneficio que pueden aportar, aunque menor que otras formas de tratamiento, ya que el fin de las mismas es mejorar la flexibilidad y ya lo conseguimos con los estiramientos. Uno de los principales problemas es la incomodidad para dormir con ellas.

Férula nocturna para fasciopatía plantar

8.- Calzado adecuado: Podrían estar recomendados el calzado «rocker» junto con la órtesis y calzado en rotación para las personas que están muchas horas de pie en el trabajo. Como explicamos en el artículo anterior, es conveniente evitar los zapatos de tacón, ya que acortarán el tendón de Aquiles y esto se traducirá en más estrés sobre la fascia plantar; las chanclas, porque los pies no tendrán suficiente apoyo y pueden pronar excesivamente y esto causar un estiramiento excesivo y continuo de la fascia plantar; y el calzado viejo, por la misma razón que las chanclas. El calzado debe ser cómodo, con buena amortiguación y que distribuya correctamente las cargas, con el fin de disminuir el estrés sobre los tejidos y corregir las alteraciones biomecánicas.

9.- Educación y consejo de perder peso, recordar que el sobrepeso es un factor determinante (explicado en el artículo 1)

10.- Láser de baja intensidad: se piensa que podría estar recomendado para combatir los síntomas, pero el nivel de evidencia es bajo.

11.- Sonoforesis: (Introducción de iones activos de un medicamento o preparado químico en el cuerpo por medio de energía ultrasónica). La sonoforesis con gel de ketoprofeno podría ser una opción para el tratamiento del dolor en la fasciosis plantar. Aunque el nivel de evidencia es bajo.

12.- Ondas de choque tanto focales como radiales: Parecen ser eficaces para el tratamiento de la fasciosis plantar crónica, es decir, con más de 3 meses de evolución que no responde a otros tratamientos conservadores. Aun así, no hay evidencia de la duración de los efectos, se piensa que hasta 12 meses. Pueden causar dolor y provocar eritemas.

 

NO SE RECOMIENDAN

1.- Ultrasonidos: No está recomendado para el tratamiento de la fasciosis plantar. ya que a día de hoy no hay evidencia de calidad que muestre que el ultrasonido sea eficaz.

2.- Punción seca (técnica semi-invasiva que utiliza agujas para el tratamiento del síndrome del dolor miofascial provocado por dolor en los puntos gatillo miofasciales).

 

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