Gracias a los grandes avances en realidad virtual podemos trabajar con los pacientes en contextos y aplicaciones clínicas muy diferentes. Esta tecnología nos permite exponer al paciente a estímulos visuales de forma controlada y graduada y que además la persona pueda interactuar con ese contexto. El objetivo es que se realice un entrenamiento ante las situaciones que le provoquen los síntomas para que luego en la vida real la persona este preparada para afrontarlos. Es muy útil en personas que tengan vértigo, mareo, inestabilidad, dolor, pacientes con patología neurológica etc.